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Decía Descartes, a quien Marc Borrás, jefe de Producción y Difusión del MuVIM, citó en su presentación del Festival de Filosofía Avivament, que «vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás». Con la intención de que la ciudadanía los abra, para ampliar el horizonte más estrecho de las consignas políticas, nació el pasado año el citado festival promovido por la asociación València Pensa, que preside Everilda Ferriols. Un festival de filosofía que, del 6 al 9 de junio, incluye conferencias, teatro, cine, videoarte y presentaciones de libros, todo ello encaminado a motivar el pensamiento y la reflexión en la calle.


«La filosofía tiene que enseñarnos a pensar por nosotros mismos», asegura Juan Arnau, filósofo y astrofísico valenciano que encabeza un cartel donde figuran también Remedios Zafra, ganadora de la última edición del Premio Anagrama de ensayo por su libro El entusiasmo, Marina Garcés o Ana de Miguel. Ese pensamiento autónomo, al que alude Arnau, se fomenta con lo que él llama «desplazamiento de la mirada», al que obliga pasar de la visión del mundo de un autor a la que propicia otro.

«Heidegger se entiende mejor en francés que en alemán», cuyo lenguaje «cifrado» muchas veces convertido en «argot», ha terminado «por alejar a la gente de la filosofía, reducida a una cátedra de entendidos». Otro tanto dice del lógico matemático Quine, «de una analítica durísima», lo cual le lleva a concluir: «Si no se sale de ahí, la filosofía se queda en anécdota académica». El Festival Avivament pretende sacar a la filosofía de su hermetismo, para que la gente disfrute con la reflexión y la argumentación pausada.

«Hay que ascender hacia la complejidad para después descender hacia la sencillez, porque si no se hace ese trabajo de vuelta, la filosofía fracasa», apunta Arnau, que agrega: «La idea del festival es hacer ese camino de regreso». Marc Borrás es claro a este respecto: «Si no piensas tú, otros lo harán por ti». El MuVIM, de la mano de València Pensa, ofrece las herramientas para que tal reflexión autónoma pueda llegar a darse, gracias a la serie de actividades programadas tanto en el propio museo de la ilustración como en el Teatro Rialto, la librería Ramón Llull, el Café Revolter y el Espai Joan Fuster de Sueca.

«La filosofía sigue siendo importante hoy en día porque ofrece herramientas analíticas que nos permiten entender mejor el mundo que nos rodea y aprender, por ejemplo, a saber leer los periódicos e interpretar las noticias», indica Ferriols. «Actualmente, la filosofía es una disciplina descuidada, olvidada, arrinconada y asediada por los planes de estudios que cada legislatura cambian nuestros políticos», lamenta Borrás. A esos políticos se refiere Arnau, cuando dice, por ejemplo, que manifiestan «un desprecio absoluto hacia el pensamiento».

Recuerda a una ministra de Defensa diciendo aquello de «nosotros no somos filósofos, y lo utilizaba como un insulto». De ahí su percepción negativa hacia una clase política actual de perfil bajo: «Nos gobiernan unos psicópatas», asevera. Lo dice tras constatar lo poco que leen y lo mucho que se atreven a proponer. «[Pablo] Iglesias no pudo decir ni un solo título de Kant, [Mariano] Rajoy lee el Marca y González sabía hablar y lo hacía muy bien, pero tampoco había leído nada. Aznar era el único, quizás porque venía de familia de periodistas». «Es de un catetismo absoluto», añade.

Para Arnau, ahora que estamos en una sociedad dominada por la técnica, «es cuando más necesaria se hace la filosofía, porque ofrece una visión panorámica». Y matiza lo que significa el pragmatismo para la filosofía, una vez constatado el carácter instrumental con el que se afrontan ciertas carreras. «La buena filosofía es práctica o no es nada, porque ha de servir para orientarte en la vida mediante la inteligencia». Por eso dice que hay que «desacralizar» la filosofía y que toque tierra, que es justamente lo que Vivament hace reuniendo a filósofos, escritores y artistas plásticos como Pilar Pedraza, Marta Negre, Gonçal López-Pampló, Miguel Ángel Landete, Martí Domínguez, Josep Corbí o Lidia de Tienda, entre otros.   | El Mundo, 3.6.2018